viernes, 31 de agosto de 2012


(imagen tomada de pt.wikipedia.org)


La vida corriente no me interesa. Solo busco los momentos fuertes. Estoy de acuerdo con los surrealistas, busco lo maravilloso.
Quiero ser una escritora que recuerde a los demás que esos momentos existen; quiero demostrar que hay espacios infinitos, dimensiones infinitas.
Pero no siempre me encuentro en lo que yo llamo estado de gracia. Tengo días de iluminaciones y enfebrecimiento. Días en que la música de mi mente se interrumpe. Entonces remiendo calcetines, podo árboles, recojo fruta, saco brillo a los muebles. Pero mientras estoy haciendo estas cosas siento que no vivo.

(Anais Nin, Diarios)

miércoles, 29 de agosto de 2012


(imagen tomada de triplov.com)



YA NO

Ya no será,
ya no viviremos juntos, no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa, no te tendré de noche
no te besaré al irme, nunca sabrás quien fui
por qué me amaron otros.

No llegaré a saber por qué ni cómo, nunca
ni si era de verdad lo que dijiste que era,
ni quién fuiste, ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido vivir juntos,
querernos, esperarnos, estar.

Ya no soy más que yo para siempre y tú
Ya no serás para mí más que tú.
Ya no estás en un día futuro
no sabré dónde vives, con quién
ni si te acuerdas.

No me abrazarás nunca como esa noche, nunca.
No volveré a tocarte. No te veré morir.

viernes, 24 de agosto de 2012




(imagen tomada de hablodemi.wordpress.com)


Domingo 16 [1958]
Nada. Pero no es la misma de siempre. Es, hoy, una nada henchida de presagios. Una resignación activa. Estuve pensando que nadie me piensa. Que estoy absolutamente sola. Que nadie, nadie siente mi rostro dentro de sí ni mi nombre correr por su sangre. Nadie actúa invocándome, nadie construye su vida incluyéndome. He pensado tanto en estas cosas. He pensado que puedo morir en cualquier instante y nadie amenazará a la muerte, nadie la injuriará por haberme arrastrado, nadie velará por mi nombre. He pensado en mi soledad absoluta, en mi destierro de toda conciencia que no sea la mía. He pensado que estoy sola y que me sustento solo en mí para sobrellevar mi vida y mi muerte. Pensar que ningún ser me necesita, que ninguno me requiere para completar su vida.

( De Diarios, Alejandra Pizarnik

sábado, 18 de agosto de 2012



(imagen tomada de cafeconduende.blogspot.com)


Pasaban miles de personas, pero le aseguro que me vio solo a mí. Me miró no precisamente con inquietud, sino más bien con dolor. Y me impresionó, más que por su belleza, por la soledad infinita que había en sus ojos y que yo no había visto jamás. Obedeciendo aquella señal amarilla, también yo torcí a la bocacalle y seguí sus pasos. Íbamos por la triste calleja tortuosa, mudos los dos, por una acera yo y ella por la otra (...)Yo sufría porque me pareció que tenía que hablarle, pero temía no ser capaz de articular palabra, que ella se fuera y no la volviera a ver nunca más. Y ya ve usted: ella habló primero:
- ¿Le gustan mis flores?
Recuerdo perfectamente cómo sonó su voz, bastante grave, cortada, y aunque sea una tontería, me pareció que el eco resonó en la calleja y se fue a reflejar en la sucia pared amarilla. Crucé la calle y rápidamente, me acerqué a ella y contesté:
- No.
Me miró sorprendida y comprendí de pronto, inesperadamente, ¡que toda la vida había amado a aquella mujer!

De El maestro y Margarita, de Mijail Bulgakov

miércoles, 15 de agosto de 2012


(tomado de poetasalutor.blogspot.com)


En vano dibujas corazones en la ventana:
el caudillo del silencio
abajo, en el patio del castillo, alista soldados.
Iza su pendón en el árbol -una hoja que le azulea en el otoño;
distribuye a la tropa los tallos de la melancolía y las flores del tiempo;
con aves en el pelo va a sumergir las espadas.

En vano dibujas corazones en la ventana: hay un Dios entre la
hueste,
envuelto en el capote que antaño se te cayó de los hombros en
la escalera, por la noche,
antaño, cuando el castillo estaba en llamas, cuando dijiste como
los hombres: amada...
No conoce el capote ni invocó a la estrella, y sigue a aquella
hoja que aún aguanta
“Oh tallo”, cree escuchar, “oh flor del tiempo”.

lunes, 13 de agosto de 2012




(imagen tomada de onlinelibrosgratis.blogspot.com)

Connie se puso la prenda desgarrada, y se quedó mirando soñolienta por la ventana. La ventana estaba abierta, entraba el aire matinal. (...) Abajo, le oyó encender el fuego, sacar agua con la bomba y salir por la puerta de atrás. Poco a poco le llegó el olor del tocino frito, y finalmente subió él con una enorme bandeja que apenas cabía por la puerta. Puso la bandeja sobre la mesa y sirvió el té.
Él comió en silencio, pensando que el tiempo pasaba rápidamente. Esto hizo que lo recordara ella también.
-¡Oh, cómo me gustaría quedarme aquí contigo, y que Wragby estuviera a un millón de millas! Es de Wragby de lo que huyo, en realidad. Tú lo sabes, ¿verdad?
-¡Sí!".

De El amante de Lady Chatterley, de D.H. Lawrence

domingo, 12 de agosto de 2012




Los números primos solo son divisibles por uno y por el propio número (...) Son números desconfiados y solitarios (...) desconfiaba que también a ellos les gustase ser como los demás, solo unos números cualesquiera, pero que por algún motivo no habían sido capaces.

De La solitudine dei numeri primi, de Paolo Giordano

sábado, 11 de agosto de 2012




Con el pie en el umbral, esperó un momento para disfrutar de una escena que se desvanecía mientras ocurría, y, a continuación, se adelantó y cogió a Minta del brazo, y se fue de la habitación, y la escena cambió, se dio a sí misma formas diferentes, ya se había convertido, lo sabía, echando una última mirada por encima del hombro, en pasado.

De Al faro, de Virginia Woolf

viernes, 10 de agosto de 2012




20 de abril de 1993
Esta mañana, cuando me desperté, me vino la idea del Ensayo sobre la ceguera y, durante unos minutos, todo me pareció claro excepto que del tema pueda llegar a salir alguna vez una novela, en el sentido más o menos consensual de la palabra y del objeto.

En Cuadernos de Lanzarote I, de José Saramago

jueves, 9 de agosto de 2012




sabía que cuanto más lejos va uno cuando escribe, más solo se queda. Y al final uno aprende que es mejor así y que debe defender esa soledad: hablar de literatura es perder el tiempo, y si uno está solo es mucho mejor, porque así es como se debe trabajar, y porque el tiempo para trabajar resulta cada vez más corto, y si uno lo desperdicia siente que ha cometido un pecado para el cual no hay perdón.

En Adiós Hemingway, de Leonardo Padura

miércoles, 8 de agosto de 2012

(Philip Roth)



Es buena cosa, en invierno, hallarse en la nieve profunda; cuando llega el otoño, en las hojas secas; cuando llega el verano, entre el trigo maduro; cuando llega la primavera, entre la hierba. Es buena cosa estar siempre con los segadores y las campesinas, en verano con un cielo enorme en lo alto, en invierno junto a la chimenea; y comprender que siempre ha sido así, que siempre lo será.

En Zuckerman encadenado, de Philip Roth (citando a Van Gogh)