lunes, 20 de abril de 2015


(foto tomada de http://slyoyster.com/wp-content/uploads/2007/05/ford_richard.jpg)

Durante estos últimos años he pensado en sus ojos y en cómo se volvieron tan diferentes. Y como tantas cosas estaban a punto de cambiar a causa de él, he pensado que quizá algún potencial largamente reprimido en él se había hecho de pronto visible en su cara. Se estaba convirtiendo en quien y en lo que siempre había tenido que llegar a ser. No había tenido sino que horadar todas las demás capas hasta llegar a la que era él realmente. He visto este fenómeno en las caras de otros hombres, de hombres sin techo, de hombres tirados en la calzada enfrente de bares o en parques públicos o en estaciones de autobús, o en la cola de albergues de caridad para buscar refugio a la llegada del largo invierno. En sus caras —muchos de ellos eran apuestos, pero estaban hechos una ruina— he visto los vestigios de quienes por poco llegan a ser pero fracasaron, de quienes fueron antes de llegar a ser ellos mismos. (Canadá, Richard Ford)