jueves, 27 de abril de 2017


La Casa, soy la Casa.
Más que piedra y vallado,
más que sombra y que tierra,
más que techo y que muro,
porque soy todo eso, y soy con alma.
Es necesario que alguien venga
a recoger los mangos que se caen
en el patio y se pierden
sin que nadie les tiente la dulzura.
Es necesario que alguien venga
a cerrar la ventana
del comedor, que se ha quedado abierta
y anoche entraron los murciélagos…
Es necesario que alguien venga
a ordenar, a gritar, a cualquier cosa.

Dulce María Loynaz.

martes, 14 de marzo de 2017


Prefería no hablar en el trabajo de las cosas que le gustaban de verdad. Había construido una zona intermedia, un falso techo de melodías, novelas, paisajes que le agradaban sin trastornarla. Los otros libros, la otra música, los lugares donde se refugiaba, no se los dijo a nadie. (Acceso no autorizado- Belén Gopegui)

sábado, 11 de febrero de 2017


Era una persona que te sorprendería encontrar sentada sola en un rincón del mundo al que no pertenecía, escribiendo cosas en un cuaderno para evitar la aparición del pánico. Se había dado cuenta de que era normalmente optimista por la mañana, pero que el pánico era un problema al anochecer. (Alice Munro, Amistad de juventud)

Pero, ¿qué es lo impide que la vida de Nueva York no brille ni resplandezca para mí? ¿Por qué no es tan rica? ¿o por qué no lo parece? Créala, Anais, invéntala. Mi relato del barco-vivienda está sin terminar. ¿Por qué? El presente no me fecunda ni me alimenta. Releo mis diarios antiguos y allí lo encuentro todo. Están llenos, están vivos. Me dan ganas de seguir escribiendo.

(Anais Nin, Diarios vol. 3)