lunes, 24 de septiembre de 2012



(imagen tomada de lamargaritamia.blogspot.com)

Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche.
¿O son una las dos? No bien retira
Su majestad el sol, con largos velos
Y un clavel en la mano, silenciosa
Cuba cual viuda triste me aparece.
¡Yo sé cuál es ese clavel sangriento
Que en la mano le tiembla! Está vacío
Mi pecho, destrozado está y vacío
En donde estaba el corazón. Ya es hora
De empezar a morir. La noche es buena
Para decir adiós. La luz estorba
Y la palabra humana. El universo
Habla mejor que el hombre.
Cual bandera
Que invita a batallar, la llama roja
De la vela flamea. Las ventanas
Abro, ya estrecho en mí. Muda, rompiendo
Las hojas del clavel, como una nube
Que enturbia el cielo, Cuba, viuda, pasa...

(Dos patrias, de José Martí)

viernes, 21 de septiembre de 2012


(imagen tomada de ecodiario.eleconomista.es)



EL beso que no te di
se me ha vuelto estrella dentro.
¡Quién lo pudiera tornar
-y en tu boca...-otra vez beso!

(Dulce María loynaz)

jueves, 13 de septiembre de 2012



(imagen tomada de http://www.biografiasyvidas.com)

Esta noche estoy muy a mis anchas, burguesamente, en el mundo. Este es mi cuarto, orientado hacia el noreste. Abajo la calle des Mutilés y el depósito de la nueva estación. Desde mi ventana veo, en la esquina del bulevar Victor-Noir, la luz roja y blanca del Rendez-vous des Cheminots. Acaba de llegar el tren de París.

(tomado de La náusea, de Jean-Paul Sartre)

viernes, 7 de septiembre de 2012



Considero a vida uma estalagem onde tenho que me demorar até que chegue a diligência do abismo. Não sei onde me levará, porque não sei de nada. Poderia considerar esta estalagem uma prisão, porque estou compelido a aguardar nela; poderia considerá-la um lugar de sociáveis, porque aqui me encontro com outros. Não sou, porém, nem impaciente nem comum. Deixo ao que são os que se fecham no quarto, deitados moles na cama onde esperam sem sono; deixo ao que fazem os que conversam nas salas, de onde as músicas e as vozes chegam cômodas até mim. Sento-me à porta e embebo meus olhos e ouvidos nas cores e nos sons da paisagem, e canto lento, para mim só, vagos cantos que componho enquanto espero.
Para todos nós descerá a noite e chegará a diligência. Gozo a brisa que me dão e a alma que me deram para gozá-la, e não interrogo mais nem procuro. Se o que deixar escrito no livro dos viajantes puder, relido um dia por outros, entretê-los também na passagem, será bem. Se não o lerem, nem se entretiverem, será bem também.

(tomado de Livro do desassossego, de Fernando Pessoa