miércoles, 12 de marzo de 2014


No me acuerdo de haber leído nunca sobre los motivos profundos que nos llevan a amar una ciudad más que otras y, a veces, contra otras. Sin hablar de los casos de amor a primera vista (así fue con Siena, apenas entré en ella), que en general no resisten la acción conjunta del tiempo y de la repetición, creo que el amor por una ciudad se hace de cosas ínfimas, razones oscuras, una calle, una fuente, una sombra. En el interior de la gran ciudad de todos está la ciudad pequeña en la que realmente vivimos.

(José Saramago, Cuadernos de Lanzarote I)